
“Vamos al antro del Paty”, coincidimos Julián y yo. “¡Vamos!”. ¿Es posible seguir viviendo los 18 a los 36?
Y es que a las 3 y 5 ya estábamos casi todos. Una comida que se organizó prácticamente sola. 4 de agosto de 2007. Lo primero que pensé fue en un homenaje a Jorge Carriles y a Toño Álvarez. Y –por principio- tenía que asistir. Porque es algo que traigo atorado y quiero compartirlo. ¿Alguien más lo siente? ¡Felicidades a los organizadores! Hasta ahí no´más. Hicieron su chamba y la hicieron bien. Nuevamente felicidades.
Y luego irreverencia. Esa que me acompaña desde siempre. ¿Cómo estas cabrón? ¿Quién eres? ¡Chinga tu madre otra vez! ¿Alguien más lo siente? Veo tus ojos y son los mismos de siempre. Ni más ni menos. ¿Qué has hecho?
Me quema todavía –a dos semanas- ese sentimiento tan intenso. ¿De veras fuimos algo especial? ¿No es el juego que mi mente ha explotado desde que descubrió su voluntad? Ven. Quiero escuchar nuevamente qué pasó. El vídeo no es suficiente. ¿Campeones? Bueno, ¿y qué rayos significa eso a la distancia? No estamos aquí por eso, o si?
Dos vodkas. Otro más. Sírveme amigo de blanco. Ése güey ya no toma. Es serio. Ven. “Ustedes nos incluyeron en el equipo, éramos los novatos”. ¡No mames! “Tú me mandaste el pase de anotación el día del cumpleaños de mi papá”. ¡No mames!
Ven. Quiero escucharte. “¿Por qué te ves diferente?”, Sí yo también me la c… Atrás. Ahí viene la repetición del juego de la final. “¿Por qué no jugaste más?” ¡Salud!
Te veo. Qué suerte. ¿Dónde habías estado? Ven. Eres idéntico. ¿Qué pasó con tu pelo? No ha cambiado la expresión de tu mirada. “Me divorcié pero traigo a una de 18”. “Yo tengo apenas una niño de 5”. “Mi esposa está embarazada”. “Yo sigo siendo el mismo pendejo de siempre”. Ven.
“Por qué dejaste de jugar?”. Por nerd. “Nunca tuve esa rivalidad” ¡No me chingues! “De veras” Fuimos equipo, mas que competencia. ¿O cómo rompimos el 3-2 manito? “Tienes razón, pero…” Siempre hicimos equipo, además eras mejor.
“¿A qué horas se acaba esta madre?” Bueno. ¿Adónde? Lo resuelve Alex. Está bien. Ya nos vamos. Te sigo güey. Espérame. Otra vez. ¡No mames!
¿Por dónde pinche Julían? Ya llegamos. Está lleno. Ah cabrón. Es la barra de siempre, sírveme un puto richardson. Caaaaarbón. Gracias. El maricachi. Las mañanitas. Gracias. ¿Qué pedo? Ya estuvo.
En el escenaria güey. Pásale papito. Martini. Dos. ¡No mames! Seco arriba. Te ves pedo. ¿Y luego? Se chingó.
¡Vamos al antro del Paty! Pásale. Nos espero el cabrón. Súbele. Más. Y más. No se oye ni madres. Más. Estoy pedo. ¡Vámonos!
Adios. ¡No mames! Hasta luego.
Y es que a las 3 y 5 ya estábamos casi todos. Una comida que se organizó prácticamente sola. 4 de agosto de 2007. Lo primero que pensé fue en un homenaje a Jorge Carriles y a Toño Álvarez. Y –por principio- tenía que asistir. Porque es algo que traigo atorado y quiero compartirlo. ¿Alguien más lo siente? ¡Felicidades a los organizadores! Hasta ahí no´más. Hicieron su chamba y la hicieron bien. Nuevamente felicidades.
Y luego irreverencia. Esa que me acompaña desde siempre. ¿Cómo estas cabrón? ¿Quién eres? ¡Chinga tu madre otra vez! ¿Alguien más lo siente? Veo tus ojos y son los mismos de siempre. Ni más ni menos. ¿Qué has hecho?
Me quema todavía –a dos semanas- ese sentimiento tan intenso. ¿De veras fuimos algo especial? ¿No es el juego que mi mente ha explotado desde que descubrió su voluntad? Ven. Quiero escuchar nuevamente qué pasó. El vídeo no es suficiente. ¿Campeones? Bueno, ¿y qué rayos significa eso a la distancia? No estamos aquí por eso, o si?
Dos vodkas. Otro más. Sírveme amigo de blanco. Ése güey ya no toma. Es serio. Ven. “Ustedes nos incluyeron en el equipo, éramos los novatos”. ¡No mames! “Tú me mandaste el pase de anotación el día del cumpleaños de mi papá”. ¡No mames!
Ven. Quiero escucharte. “¿Por qué te ves diferente?”, Sí yo también me la c… Atrás. Ahí viene la repetición del juego de la final. “¿Por qué no jugaste más?” ¡Salud!
Te veo. Qué suerte. ¿Dónde habías estado? Ven. Eres idéntico. ¿Qué pasó con tu pelo? No ha cambiado la expresión de tu mirada. “Me divorcié pero traigo a una de 18”. “Yo tengo apenas una niño de 5”. “Mi esposa está embarazada”. “Yo sigo siendo el mismo pendejo de siempre”. Ven.
“Por qué dejaste de jugar?”. Por nerd. “Nunca tuve esa rivalidad” ¡No me chingues! “De veras” Fuimos equipo, mas que competencia. ¿O cómo rompimos el 3-2 manito? “Tienes razón, pero…” Siempre hicimos equipo, además eras mejor.
“¿A qué horas se acaba esta madre?” Bueno. ¿Adónde? Lo resuelve Alex. Está bien. Ya nos vamos. Te sigo güey. Espérame. Otra vez. ¡No mames!
¿Por dónde pinche Julían? Ya llegamos. Está lleno. Ah cabrón. Es la barra de siempre, sírveme un puto richardson. Caaaaarbón. Gracias. El maricachi. Las mañanitas. Gracias. ¿Qué pedo? Ya estuvo.
En el escenaria güey. Pásale papito. Martini. Dos. ¡No mames! Seco arriba. Te ves pedo. ¿Y luego? Se chingó.
¡Vamos al antro del Paty! Pásale. Nos espero el cabrón. Súbele. Más. Y más. No se oye ni madres. Más. Estoy pedo. ¡Vámonos!
Adios. ¡No mames! Hasta luego.
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