Por Jorge Carriles
La vida humana, mientras dura, es siempre reformable. Cada acción determina y define la figura que el hombre elige. El hombre es también inteligencia, pero la inteligencia humana no se desarrolla sin el empleo de la actividad creadora. No hay comparación posible entre las presas que construye el castor y las grandes hidroeléctricas emprendidas por el hombre. El animal repite una técnica heredada. El hombre crea nuevas técnicas.
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