viernes, 22 de agosto de 2008

Reflexión número 73

Por Jorge Carriles

El juego, continuó Johan Huizinga, rebasa los límites de la ocupación puramente física o biológica que es la interpretación que durante mucho tiempo se le dio. Antes se decía que era una descarga de exceso de energía vital, una necesidad de relajamiento, etc., pero todas estas interpretaciones se olvidaban de la cuestión relativa a lo que es el juego en sí mismo y a lo qué significa para quien lo juega. Podemos, dijo Huizinga, hacer algunas preguntas al respecto: ¿en dónde está el chiste del juego?, ¿por qué se entrega el jugador a su pasión?, ¿por qué se fanatiza la muchedumbre? Les aseguro que ninguna explicación biológica las contestará adecuadamente, porque precisamente su esencia radica en su intensidad y en esa muy especial capacidad de hacer perder la cabeza a quienes lo practican y a quienes lo observan.
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