También reflexionen en lo siguiente, dijo el historiador Huizinga: una pista, un campo, o un lugar marcado en el pavimento no se diferencian formalmente de un templo o de un círculo mágico. Entonces intervino Platón y dijo que los juegos consagrados a los dioses eran, en la antigua Grecia, lo más alto a que un hombre podía dedicar sus afanes de la vida. Por su parte, Alberto Orozco comentó que un estadio es un templo y un juego es toda una liturgia.
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