Por Jorge Carriles
Un jugador de este deporte, a cualquier edad, no se define por sus logros, sino por su autoestima. Ella, la autoestima, es construida por cada uno de nosotros y por quienes nos rodean. Aquel Mauricio Munguía se levantó después de soñar con las palabras de su hermana anotadas en una pieza de papel sobre su cabecera, con las que amorosamente le deseaba un triunfo en un juego de campeonato. Aquel José Manuel Garduño a quien sus hermanas y sus padres colocaban amorosamente sobre la cama, perfectamente limpia y planchada, su vestimenta de juego, como un ritual de cada noche previa a un partido.
Ambos se miden hoy por su autoestima. Siguen soñando ¡SU SUEÑO ES EL MISMO, AHORA ENFOCADO A UN JUEGO DE LA MISMA INTENSIDAD PERO DE MAYOR DURACIÓN, UN JUEGO QUE SE LLAMA VIDA!
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