Por Jorge Carriles
Cuando amas profundamente a una flor también amas su marchitamiento.
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2 comentarios:
Navegando en Internet, como muchos otros, me encontré con el Blog de un nombre que me dejó marcado: Jorge Carriles. Los sentimientos que me embargaron fueron de lo más diverso, entre odio, tristeza, y tal vez, porque no, agradecimiento. Yo también pertenecí a ese equipo que dirigió y fue bicampeón, el que le ganó al Tec de Monterrey en el ultimo segundo (sin olvidar claro que fue gracias a un castigo que marcó el árbitro el cual resultó ser tío de Iván uno de nuestros jugadores), pero no, yo no era de los favoritos, a los cuales Usted, Álvarez o Agustín motivaban y consideraban prácticamente sus hijos, no era del primer equipo, sino de aquellos muchachos que había que tolerar en su equipo, no se porque pagaban o porque así se los exigía una escuela de la cual portaban su nombre. No, yo era de los otros, los alineados, los que no encajaban en el equipo, los que ni soñando serían segundo o tercer equipo, quizá por no tener aptitudes, quizá porque no estábamos hechos para ese deporte, quizá porque nosotros éramos los representantes de sus fallos como grandes “couches”.
Como olvidar nombres como el de Ávila, un gordito que siempre se quedaba rezagado porque no corría rápido en los gasers, al cual Agustín no se cansaba de insultar y menospreciar e incluso torturar físicamente (recuerdo que llego a patearlo o pegarle), bajándole aún más, su ya de por si baja autoestima; el de Palafox, otro muchacho que aún y cuando estudiaba en el Cum y tenía más derecho de pertenecer al equipo de su escuela que muchos de los Jugadorzazos y Superatletas que Usted siempre admiró y puso como ejemplo y los cuales ni siquiera estudiaban en la institución, al pobre Palafox todavía recuerdo que lo ponían Usted, Álvarez y Agustín para que tipos como el Chano o Sosachicati, lo “nalguearan” a cada rato y fuera la diversión de su equipo; o el nombre del tristemente célebre “full” otro jugador que aunque estudiaba en el Cum, no se cansaban de ponerlo en ridículo, pasándolo al frente de todos a hacer los memorables “aerobics”, todavía recuerdo como se reían de él porque simple y sencillamente el muchacho, carecía de coordinación.
Como olvidar que Usted, Álvarez y Agustin, los memorables “couches” forjadores de “grandes hombres” y “gente de bien”, también tuvieron su lado oscuro, la de ser los hombres que ponían a otros (lamentablemente muchachos y no hombres como Ustedes) bajo el escarnio y la burla de los demás. Como olvidarlo…
Solo una pregunta venía a mi mente en aquel entonces y la misma se repite ahora, PORQUÉ. Sí, porqué hacían eso?, no se suponía que era un equipo?, que todos éramos como hermanos?, que estábamos ahí para apoyarnos, para que como un solo hombre nos enfrentáramos a nuestros rivales deportivos?. Entonces, PORQUÉ, porque afectar a muchachos que no se lo merecían, los cuales eran indefensos, PORQUÉ…No creo que hubiera sido más ético de su parte cortarlos del equipo y decirles que se buscaran otra actividad? O de plano necesitaban mucho el dinero que pagaban? Pues no hay que olvidar que el futbol americano por años fue el negocio principal del memorable Chino Álvarez…
De esos también mi querido “Couch” no hay que olvidarse, a esos si que los marcó de por vida…
Pero bueno, comencé mi comentario diciendo que Ustedes dejaron en mí un tejo de agradecimiento, en que consiste. Muy sencillo, les agradezco que me hayan dado la oportunidad de experimentar la vileza humana, la maldad. De ver, lo que no se debe hacer con un muchacho indefenso, de esta forma se los agradezco, pues así podré cuidar mejor a mis hijos de gente como Ustedes…Que hubiera pensado el Santo Chapagnat de Ustedes?...
Ojala, que cuando lleguen ante el creador, les perdone sus fallos, pues yo mis queridos “couches” afortunadamente, ya lo he hecho…No se olvide, no todos lo recordamos de la misma manera…
Mi nombre?, no vale la pena, no seré más víctima de comentarios, burlas o escarnios de sus jugadorzazos como el chano, el zobaco, sosachiquito, el águila, el Archie, el Paty, el Primo y un largo etcétera…
Estimado amigo:
Qué triste que tengas tanto tiempo para dedicarle tantas líneas a un correo y tan pocas agallas para dejar un mensaje anónimo.
Vamos a dejar tu comentario esta vez para demostrar que este espacio es abierto, pero si no pones tu nombre eliminaremos tus comentarios.
Atentamente.
Rafael Frias
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